lunes, 18 de octubre de 2021

in kuetaxtamayit neh weyiapan. (La música tradicional de Hueyapan)

La Hueyapaneca y el Chal azteca de Hueyapan, son dos canciones emblemáticas de la riqueza cultural del pueblo de Hueyapan. Dichas canciones se tocan con el Trio tradicional, mismo, que utiliza como instrumentos principales: el violín, la vihuela y el contrabajo.

 

Juntos a estas dos canciones principales, existen también canciones que se les conoce como “xochimijtotilismej” (bailes de la flor), resaltándose de entre ellas, el “xochipitsawak” (flor delgadita), además, de un conjunto de sones instrumentales que en náhuat se conocen como “xochitaxilwilis” (peinada de la novia o los ahijados), “xochitatakentilis” (vestidos de la novia, los ahijados y los compadritos; “xochipanolis” (entrada de los compadritos); “xochitanamikilis” (recibimiento y encuentro con la novia o los ahijados) y; “xochitapejpenalis” (guardado y reparto de los regalos).

 

Dicha música engrandece el ambiente de fiesta en Hueyapan y el trio tradicional es el responsable de su ejecución. En la época actual se utilizan tres instrumentos básicos, pero no siempre ha sido así. Hoy describimos un poco de la música característica del pueblo de Hueyapan, lo hacemos en voz de la experiencia del señor Antonio Espiritu, un músico que vio y vivió el origen de la música tradicional de Hueyapan.

 

Su nombre completo es Manuel Antonio Espiritu, Nació el 21 de abril de 1944 en la localidad de Tanamakaloyan, hoy Tanamacoyan, Hueyapan, Puebla. Tiene 77 años de edad. Sus padres fueron el Señor Manuel Andrés Manilla y la Señora Manuela Espiritu. Sus abuelos el señor Manuel Antonio Manilla y la Sra. María Antonia Trinidad. Los oficios que aprendió y dedico en su vida fueron campesino, carpintero y músico. Entre sus habilidades resalta la capacidad que tiene de fabricar sus propios instrumentos musicales. Una característica admirable del señor quien nos abrió las puertas de su casa para relatarnos su experiencia de vida.


A sus 77 años de edad toca el violín, la vihuela, el contrabajo, la guitarra, las trompeta, el acordeón, entre otros instrumentos, sonriendo, menciona que cualquier instrumento que le den puede tocar, porque su don radica en el oido, sentido que le permitió conocer y desarrollarse en la expresión artística que es la música y la carpintería.

 

Desde los 8 años de edad, en casa de sus padres y abuelos recibió instrucción para aprender a tocar el violín, tanto su padre como su abuelo, tocaron música para la Danza de “Los coreos“  una danza autóctona de la región, originaria de la localidad de San Sebastián o Mexcalcuautla en el municipio vecino de Teziutlán. Dice el señor que aún no aprendía a leer ni escribir, pero ya sabía tocar el violín y la guitarra. Fue así como desarrollo estas habilidades que tantas satisfacciones le han dejado  a lo largo de su vida.

 

Durante su juventud conoció de su padre y abuelo, de manera práctica, el ritmo y la melodía con la que se construían los principales sones tradicionales que los pobladores ocupaban para sus fiestas, sones que se tocaban con el violín acompañado de la guitarra, es decir, aquellos bailes conocidos como bailes de la flor, piezas instrumentales que acompañan los protocolos de compadrazgo en el municipio como: la peinada, la vestimenta, el recibimiento, el baile de la flor o el guardado de los regalos de los festejados.

 

Dichos protocolos están llenos de la cosmovisión nahua, que esperemos en un texto posterior se puedan describir, sirva por el momento enfatizar que los procedimientos en la realización de la fiesta nahua del pueblo de Hueyapan, están marcados por la música tradicional, inclusive en nuestros días.

 

Para 1962, ya con 18 años de edad el joven Antonio tenía desarrollada completamente la habilidad para la música y el canto. Para esta fecha llegó, por medio de un programa del Instituto Nacional Indigenista (INI), llamado misiones culturales, un maestro de música de nombre Fortino Gómez Sotero, originario de Xochitlán de Vicente Suarez, quien había radicado en la ciudad de Teziutlán y Tlatlauquitepec.

 

A su llegada el maestro Fortino convocó a los jóvenes músicos del municipio, con el propósito de integrar el primer mariachi en el pueblo, entre los jóvenes músicos que acudieron al llamado fueron don Antonio Espiritu, Antonio Ricardo, Valerio de Jesús y Fidel Zacarías Fernández como violinistas, Herminio Martínez para tocar la vihuela, Juan Arnulfo Martínez Santos como trompetista y Constancio Trinidad en el contrabajo o guitarrón.

 

Las primeras lecciones del maestro fueron para enseñar la letra y música de “El Chal azteca de Hueyapan”, una canción escrita y musicalizada en Tlatlauquitepec, pieza que le fue enseñada en dicha ciudad, pero claramente caracterizada a Hueyapan. La siguiente lección del maestro y los jóvenes músicos fue escribir y musicalizar “La Hueyapaneca”.

 

En el testimonio del Señor Antonio Espiritu, quien relata aún con asombro, como su maestro, quien tenía una discapacidad visual, tarareaba la melodía para que los jóvenes músicos las fueran trasladando a notas musicales en sus respetivos instrumentos, marcando al mismo tiempo el ritmo y letras de la canción. Don Antonio Espiritu fue el primer músico en cantarla mientras que sus compañeros le hacían acompañamiento. Relata que en una semana escribieron y musicalizaron la Hueyapaneca.

 

Relata también, que compusieron otras canciones como el “Canto a Tanamacoyan” y “Hueyapanequita” entre otras, sin embargo, éstas, no se hicieron tan famosas como las otras dos, porque el público no las pidió tanto. Sin embargo, destaca que fue a partir de esta fecha, que en Hueyapan, nació el Trio Tradicional como se conoce hasta nuestros días, ya que fue a partir de estas composiciones que se integraron la vihuela y el contrabajo como acompañantes del violín, desplazando de alguna manera a la guitarra. Decisión que impactó en la forma en que se comenzaron a tocar las demás piezas del baile de la flor.

 

Don Antonio Espiritu relata que ya se le dificulta tocar algún instrumento por la edad avanzada que tiene, sin embargo, relata que tiene cuatro hijos Miguel, Andrés, Celestina y Rosalía y confía en que sus hijos y nietos, además de aquellos jóvenes a quienes él instruyó para que aprendieran a tocar la música de Hueyapan, continúen con el legado que ha dejado a la música tradicional, una tierra que le cobijo.


La Hueyapaneca https://youtu.be/qGpzmZB-_g0 

El Chal azteca de Hueyapan https://youtu.be/Jgji87aGqMA



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