lunes, 13 de noviembre de 2023

tomar partido.

Hace unos meses fui nombrado Presidente del Comité Directivo Municipal del Partido Revolucionario Institucional aquí en mi municipio de Hueyapan, Puebla; una organización política de carácter nacional, al cuál se me encomendó presidir por un periodo de cuatro años.

Durante los primeros días de este nombramiento, mis familiares y amigos de total confianza, se me acercaron y, por la confianza que nos tenemos, me preguntaron ¿Porqué decidí unirme al PRI? Y ¿Porqué acepte unirme a una organización que como marca tiene el rechazo de gran cantidad de ciudadanos?

Éstas preguntas me las hicieron, refiriéndose a éste partido político como un personaje que está totalmente desgastado derivado de las decisiones políticas que se han tomado a lo largo de su historia. Decisiones, que para bien y para mal, han tenido un impacto importante en la vida política, económica, cultural y social de nuestro pais.

Debo decir que yo no soy político, me considero más a mí mismo, como un escritor intelectual o un cronista, sin embargo, por azares del destino, me uní a esta organización política desde hace unos años, y después de simpatizar con su ideología, me afilié a ella como militante, hace aproximadamente unos 23 años.

A lo largo de éstos 23 años, he participado en el ámbito político de mi municipio, a veces desde adentro y a veces desde afuera, tambien he observado el ámbito político a nivel nacional y estatal, pero siempre con la premisa de considerarme a mi mismo, parte de la base priista. Debo reconocer que ha habido momentos en los cuáles mi partido político me ha decepcionado por el tipo de decisiones que ha tomado, las he manifestado, sin embargo, esto no me ha detenido en mi lucha individual y mi creencia de que es muy necesaria nuestra participación activa en la vida política y social de nuestras comunidades. Creo firmemente que si algo no nos gusta de nuestro entorno, debemos hacer los cambios necesarios y no sentarnos a esperar a que alguien externo venga a generarlos.

Mis amigos me preguntaron porqué decidí unirme y participar activamente en este partido político, y cuestionaron cómo es que una persona que así misma se considera intelectual participa en una organización política como es el PRI. Pues a decir verdad, tengo muchas razones, y hoy aquí expongo algunas de ellas.

En el ideario colectivo existe una posición de rechazo generalizado a todo lo que tenga que ver con el PRI, al partido se le responsabiliza por todas las decisiones que de alguna manera lastimaron y siguen lastimando a los ciudadanos, sin embargo, desde mi punto de vista muy particular, no se le está reconociendo por ser el instrumento que permitió la generación de las condiciones en las cuales vivimos hoy en día los mexicanos. Lo más razonable, desde mi opinión, seria, sí responsabilizamos al PRI por todo lo negativo que sucede en Mexico, lo más justo sería que tambien lo responsabilizáramos por lo positivo. 

Sin embargo, sucede un extraño fenómeno en el colectivo social. Por lo positivo responsabilizamos a las personas que llevaron a la práctica las decisiones, y para lo negativo señalamos al PRI, incluso hay algunas personas que tomaron decisiones siendo del PRI, después se cambiaron a otros partidos políticos y desde allá, lo señalan como el único responsable, queriendo engañar a la sociedad de que ellos fueron quienes pusieron en marcha muchas de esas decisiones.

El partido político es un instrumento para establecer condiciones para la democracia en la vida social. En tiempos de su creación, era necesario escuchar la opinión de muchos y tomar decisiones enfocados a mejorar las condiciones que se vivían en nuestro país, por lo tanto, el PRI surgió con el propósito de unificar los distintos elementos revolucionarios del país”, según establecen sus estatutos originales, para pasar de buscar el poder a través de las armas, a buscarlo mediante el debate y los arreglos políticos al interior del partido, creándose así la institucionalidad.

Esta institucionalidad conduce a ese ideario colectivo de castigar y responsabilizar al PRI por todas las decisiones tomadas, sin embargo, cada decisión, cada ley, cada política pública, sea benéfica o dañina y que se haya establecido en algún momento de la historia, tiene nombre y apellido. Culpar al PRI de las decisiones que se tomaron, es como decir que coca cola está contaminando el medio ambiente con sus plásticos, pero en realidad quienes lo hacen son personas, comunes y corrientes como tú y como yo. Coca cola solo es una marca. Quienes consumimos sus productos y luego tiramos las botellas en cualquier lugar somos nosotros. Personas que faltos de conciencia la ponemos en la práctica.

De esta manera revisando la historia, podemos reconocer con nombre y con apellidos a todas esas personas que han puesto en marcha, con su puño y letra las grandes decisiones que nos han generado el Mexico actual. Cada decisión tiene nombre y apellido. Hoy en día, muchos hombres y muchas mujeres, aparecen con un nuevo uniforme, y con su dedo señalan al PRI como responsable y como el malo de la historia, sin embargo, si revisamos un poco de su historia personal notaremos que muchos de ellos, dejaron huellas imborrables en la ejecución de muchas decisiones que hoy nos lastiman a todos los ciudadanos.

El PRI fue creado como un instrumento que a lo largo de su historia generaría las condiciones democráticas y de búsqueda de justicia social, tal y como lo dicta su slogan, y que nos trajeron hasta el año 2023, año en que estamos viviendo los verdaderos frutos de toda la lucha revolucionaria. Hoy en día, todos los mexicanos tenemos derechos, tambien obligaciones, pero podemos afirmar que entre las manos de cada mexicano están las condiciones para decidir un tipo de vida, en un espacio territorial en el cuál estamos protegidos por todas las normas e instituciones que dan certeza a nuestra libertad e igualdad.

En Mexico tenemos instituciones, lo mismo instituciones que nos protegen nuestros derechos fundamentales, como instituciones que están fomentando la igualdad. ¿Por qué no se han logrado todos los objetivos planteados desde las políticas públicas o desde las plataformas de gobierno de todas las instituciones, incluidos los partidos políticos?, la respuesta es una sola, las personas. Me parece como reflexión, que somos los ciudadanos quienes hemos estado fallando en su implementación y puesta en marcha. 

Si queremos cambiar el ámbito político de nuestro país necesitamos cambiar el ámbito individual, solo de esa manera estaremos creando condiciones de mejora a largo plazo. Y para esto es necesario que todos tomemos partido, ya que mediante la indiferencia estamos condenados a seguir repitiendo la misma historia. 

Tomar partido significa asumir una posición, y desde esa posición actuar de manera íntegra, fundamentando nuestro actuar en aquéllos principios que conocemos como correctos, honestos y responsables, asumiendo con conciencia nuestra responsabilidad y la importancia de nuestra participación.

El ámbito político en Mexico, Puebla y en Hueyapan, siempre ha sido tomado por una minoría que sí actúa, que si se responsabiliza de su facultad como ciudadano, sin embargo, han olvidado la colectividad y han pasado al individualismo, argumentando la indiferencia y la casi nula participación de la mayoría, por lo tanto, han preferido velar por sus intereses y por las de sus más cercanos, y han dejado de lado el beneficio de toda la comunidad.

Muchos, -y cuando digo muchos me refiero al 65% de la sociedad-, han decidido por la indiferencia. Hay muchas autoridades públicas, a quienes conocemos como políticos, en los ámbitos municipal, estatal o federal, que han sido elegidos sólo por un 35% de los ciudadanos. Lo cual representa solo un tercio de la totalidad que debiéramos de hacerlo.

Yo tomé partido, y asumí una posición, y en ella fundamento mi actuar individual, no de grupo, no de partido, yo asumo la responsabilidad de mis actos, de mis acciones y de mis decisiones. Por ellos se me juzgará. Me parece, sería lo más razonable. Podemos calificar el actuar de las personas por sus acciones y por sus decisiones de corte individual, más allá del color de uniforme que porten o de aquello que dicen.

De esta manera, estaremos comprendiendo que las instituciones sólo son vehículos, y las personas somos en realidad los conductores.


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