...investigando en estas semanas he descubierto las condiciones en las que nací, aquél segundo martes del mes de octubre de 1981, en una casa con techo de cartón y cercado de bambú en la comunidad de Las Gardenias, mi madre, tuvo una labor de parto que fue asistida por una vecina, una señora campesina sin preparación medica mas que el de la universidad de la vida, y aun así no hubo ninguna complicación con mi nacimiento; nací y crecí en una comunidad, lejos de la energía eléctrica, lejos de la televisión, lejos del pavimento, incluso lejos de la carretera, nosotros nos comunicábamos por medio de veredas y brechas hechas para las mulas y los caballos, que en ese tiempo eran los medios para trasportar los víveres de la cabecera municipal así como para el traslado de la producción de café de dichas comunidades hacia los lugares donde se procesaba, específicamente El Progreso, Hueytamalco, y Hueyapan. El único medio de comunicación en aquella comunidad era el radio, que funcionaba con baterías y que posteriormente se modernizo con el uso del acumulador.
Escribir ésto, me hace reflexionar acerca de todo ello, y entrando al tema que nos ocupa en este articulo, descubro, que mi objetivo siempre fue el mismo, estudiar, ¿porqué? no lo sé, pero nunca cambió, viví en una comunidad muy pequeña hasta ese entonces, sin embargo, en mi mente siempre permaneció la idea de aprender todo lo que existía mas allá, fue así como, mi hambre de conocimiento inicio en la escuela primaria, donde me enseñaron a leer, y con ello pude entrar en ese magnifico mundo del saber, encontré magnificas historias en los libros que nos regalaban en la escuela, posteriormente al salir de mi comunidad hacia la ciudad de Puebla con tan solo once años de edad, mi primer deseo se cumplía, culminar la primaria y lo hice en una ciudad muy alejada de mi humilde hogar y de mi familia, de Puebla me traslade a Zaragoza mi destino me esperaba en el internado para varones de la Escuela Secundaria Técnica, tres años de aprendizaje y conocimiento puro, en un ambiente de independencia en plena adolescencia, a los quince años, tomé otra decisión muy arriesgada, viajar a la Ciudad de México para continuar mis estudios de Preparatoria y así fue, ya para el año mil novecientos noventa y nueve decidí regresar a mi pueblo, Hueyapan, donde con mucho esfuerzo y sacrificio pude inscribirme en el Instituto Tecnológico Superior de Teziutlan para estudiar la Licenciatura en Administración, debo mencionar que durante todos estos años de estudio fui beneficiado de distintas becas, becado por obtener buen promedio o a veces, por pertenecer al medio indígena, tanto del gobierno, de la institución educativa o de algunas organizaciones sociales que me tendieron la mano para poder continuar con mi preparación académica, gracias a ello, conocí organizaciones estudiantiles como el Movimiento Estudiantil Poblano Hermanos Serdán en Zaragoza, o la Casa del Estudiante Ricardo Flores Magón en el Distrito Federal, todos ellos pertenecientes a Antorcha Campesina tanto en el Distrito Federal como en el Estado de Puebla, a mi parecer, de no haber contado con el valioso apoyo de todos ellos, mi transito por esta ruta académica habría sido mas difícil. en todas estas instituciones educativas aprendí ciencia, pero también aprendí de la universidad de la vida por medio de las experiencias y mis vivencias.
Con el paso de los años me hice aficionado a la lectura, porque descubrí un secreto, en los libros se encuentran las experiencias de vida de los autores, hombres o mujeres que vivieron en este mismo mundo, quizá, en épocas distintas, sin embargo, vivieron las dificultades, los retos, las bondades, e inclusive los problemas que probablemente nosotros estemos viviendo en la actualidad, solamente en distintas circunstancias, esa verdad me llevó a entender que los libros contienen y son una rica fuente de conocimiento, mediante el cual nosotros podemos descifrar algunos secretos de esta vida y de este mundo.
En la actualidad la gente, en palabras convencionales opina que "nadie aprende en cabeza ajena", aludiendo a que ninguna persona aprende de los aciertos o de los errores de los demás, yo opino, que depende de cada persona, si la persona es sabia busca sabiduría, si es necio piensa que ya lo encontró, porque un hombre inteligente aprende de sus propios errores pero un sabio aprende de los errores de los demás. Y esa es nuestra tarea, aprender de nuestros propios errores o de los errores de los demás, con el único fin de no tropezar con los mismos errores dos veces, es así como nosotros seremos mejores personas cada día de nuestra vida, buscando siempre elevar nuestro conocimiento y viviendo a la altura de ello, de esta manera la educación y el estudio nos conducirán hacia una verdadera libertad.